viernes, 19 de agosto de 2016

¡PIENSA, VERÁS QUÉ BIEN!

Sentada en un banco del Espolón pienso en una sabia frase del intelectual Walter Lippmann: “Donde todos piensan igual nadie piensa mucho”. 

Es imposible que todos pensemos igual, eso es así aquí y en China. Cada uno tenemos nuestra propia historia que se ha escrito sobre nuestras propias circunstancias. 
Si tanto la historia como las circunstancias son propias, por qué no han de serlo nuestros pensamientos. 
Yo misma utilizo este blog para escribir lo que pienso, aunque no coincida con la mayoría. 
Y precisamente este post es para animarte a que hagas lo mismo: ¡Piensa, verás qué bien! 
Y cuando hayas pensado ponlo en práctica, atrévete. Verás que tus horizontes se ampliarán, y aunque parezca una contradicción, te acercarás más a ti mismo, a tu interior, te descubrirás y lo que es mejor…te gustarás. Te gustarás porque te darás cuenta de que eres una persona única e irrepetible. Única y libre. Libre para pensar y libre para actuar. 

No permitas nunca que nadie te diga que existe una manera de pensar que es la única que te lleva adelante, que es la única que hace que seas próspero y feliz. ¡Eso es mentira! 
No hay una manera única de pensar, igual que no hay una sola persona igual en este mundo. Y si te dicen que por pensar diferente vas a ser infeliz, tampoco les creas. En el fondo quieren que hagas como ellos para no sentir que están perdiendo la vida. 
¡Piensa, piensa! ¡Verás qué bien! 

jueves, 11 de agosto de 2016

EL EVANGELIZADOR NO EXISTE, SON LOS PADRES

Sentada en un banco del Espolón me doy cuenta de que el evangelizador no existe. 
Por tanto tampoco esa nueva moda de la “nueva evangelización”. 
Debería llamarse más bien  “nueva estrategia para captar”. Cuando se dice que se evangeliza en realidad se hace proselitismo.
El interés del proselitista está sólo en la eficacia de las estrategias. Las estrategias a seguir para aumentar el éxito de su causa.

La definición de proselitismo según la R.A.E. es: ”Empeño o afán con que una persona o una institución tratan de convencer y ganar seguidores o partidarios para una causa o una doctrina.”

Hacer proselitismo es hacer todo lo posible para que las demás personas piensen igual que tú.

Cuando alguien sale a la calle e intenta convencer a otras personas de que crean en lo que él cree, que experimenten lo que él experimenta, que vivan como él vive, no está ofreciendo una nueva vida, sino que está imponiendo y dando a entender que la forma en la que vive esa persona no es la adecuada. Es un proselitista.

Al proselitista le interesan más los números, la cantidad. Yo misma escuché decir a un sacerdote que ese día estaba contento porque no se veía nada de madera, en clara referencia a los bancos vacíos de la iglesia. Y cuando mis hijos en una conversación con otro sacerdote le preguntaron si prefería que hubiera menos feligreses pero convencidos o más feligreses pero calentando el banco, se inclinó claramente por la segunda opción.

El proselitista no tiene reparo en manipular los sentimientos o en ocultar información, si cree que eso lo permitirá que la gente se adhiera más a su causa.


Así que está claro: el evangelizador no existe. Es un “cuento chino” que se ha contado desde arriba para que los de abajo hagan de “agentes comerciales” y crezca la empresa.


viernes, 5 de agosto de 2016

LA ARROGANTE HUMILDAD

Sentada en un banco del Espolón pienso en que siempre se ha sobrevalorado la humildad. 
La humildad es sólo un intento por parecer bueno y altruista. 

El que presume de humildad por sus actos bondadosos, en el fondo, quiere un reconocimiento. ¿Qué tiene de malo ser fanfarrón? Eres lo que eres y debes ser feliz siéndolo.

No se puede ser humilde y pensar que harás grandes cosas. Los que se atreven a hacer grandes cosas es porque saben que son grandes. Si te propones conquistar imposibles no puedes pensar en humildad, tienes que pensar en grandeza. La humildad te hace verte más pequeño de lo que eres, la arrogancia te hace verte más grande, y por tanto aspirar a metas más altas.

Prefiero mil veces la arrogancia. Creo que el humilde tiene miedo del rechazo, de que piensen que es un arrogante. Prefiere ser humildes para no ser criticado. Al humilde todo el mundo lo alaba, al arrogante todo el mundo lo envidia.  Me atrevo a decir que la inmensa mayoría de las personas humildes en el fondo se creen grandes por serlo

La humildad cuando es un acto consciente es hipócrita, falso. A mí dame a un arrogante sincero antes que a un humilde hipócrita.
Cada vez que haces un favor, no te mientas, sabes que esperas un “¡gracias!”


Lo contrario a lo humilde no es considerarse superior a los demás, es tener claro que en algunas cosas sí lo eres. ¿Qué tiene eso de malo? Si lo eres, lo eres.