viernes, 9 de septiembre de 2016

LO ÚNICO QUE CAE DEL CIELO ES LA LLUVIA

Sentada en un banco del Espolón me doy cuenta de que desde hace muchos años yo siempre había pensado, o me hicieron pensar, que para conseguir lo que quería o para que algo ocurriera bastaba con confiar en que Dios lo haría por mí. Es más, el intentar “buscarme la vida” para conseguir algo era poco menos que desconfiar de Dios.

Yo soy madre y te aseguro que nunca les he dado a mis hijos las cosas masticadas. No porque no les quiera. Todo lo contrario. Como les quiero, quiero que ellos sean capaces y libres de tomar sus propias decisiones. De esforzarse para conseguir lo que quieren.

Sentarse a esperar a que lo que quieres te caiga del cielo es un gran error. Lo que sí que conseguirás será no madurar nunca, no tener una visión real de la vida.

Puede parecer lo más fácil. Al fin y al cabo es decir: ¡el Señor proveerá! , y sentarse a esperar. Pero es que a lo mejor lo que Dios provee es que te saques tú las castañas del fuego. Que te esfuerces, que seas valiente y te vayas creando tu propio camino en la vida. No que camines por un camino que Dios supuestamente te ha trazado para que no tengas ni que usar el cerebro. Quizá eso sea lo que de verdad les interesa a los que así nos han aleccionado.
Yo, desde luego, no me voy a quedar esperando a que todo me venga dado. Si quiero algo voy a ir a por ello y voy a hacer que pase.
¿Quieres algo? Entonces ve y haz que pase, porque lo único que cae del cielo es la lluvia